La salud física y mental es fundamental para el desarrollo óptimo de la persona menor de edad. El Estado le proveerá servicios especiales de salud física y mental y adoptará las medidas necesarias para prevenir y combatir enfermedades, rehabilitar, evitar la malnutrición, reducir la mortalidad infantil y asegurar una adecuada educación sobre la salud dirigida a las personas menores de edad, así como a sus padres, madres o tutores.
La persona menor de edad que sea intervenida por el Estado, a los fines de brindarle asistencia o tratamiento de salud, tiene el derecho a que se evalúe periódicamente su condición y a que se le informe de ello a quien la represente.